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Soldados muriendo por nuestra libertad
Mi ejército y sus soldados caídos defendiendo nuestra libertad, merecen respeto y no podemos permitir que pisoteen su memoria con una falsa y mezquina condena por genocidio, porque ellos, antes y después de ser soldados, eran indígenas y campesinos de verdad, no de los que sólo se colocan sombrero y toman el machete para ir a bloquear carreteras para que les regalen lo que deberían estarse ganando con su trabajo.
 
 
 
 
 
Una Guerra Sucia
¿Quiénes pelearon y siguen peleando sucio?

Antonio relató la vida en un cuartel, pero sabía que lo más importante sería describir lo que tenía que ver con la guerra.   Nos advirtió que sus experiencias fueron muy pocas y que después nos podría presentar a alguien que nos relatara más detalles de la forma en la que operaba la guerrilla.   A nosotros, por el momento, no nos interesaban todos los detalles, sólo queríamos una idea global de lo que sucedió y Antonio, para nosotros, era el indicado.

- El concepto de guerra sucia viene de la forma en la que se desarrollan los combates.  Si alguien pelea sucio y luego grita señalando al que se defiende porque está peleando sucio, se le debería considerar MAS SUCIO TODAVIA.  Eso es lo que hace la guerrilla actualmente, cuando juzga, a los que los detuvieron, culpándolos de las consecuencias del tipo de guerra que ellos promovieron.

- Ellos, los izquierdistas guerrilleros, eligieron y usaron la “guerra sucia” como un camino legítimo para alcanzar el poder, pero no tienen la intención de asumir las consecuencias de esa decisión y, como es su costumbre:  Pretenden condenar a otros por las consecuencias de sus decisiones.

- Cuando llegó el momento de ir a la montaña, los oficiales del batallón que iría a Playa Grande, Quiché, fuimos llamados a una “Sala de Guerra”.

- Los oficiales que, como yo, era la primera vez que asistían a una “Sala de Guerra”, estábamos nerviosos y todos nuestros sentidos estaban alertas para comprender lo que se dijera en aquel salón diseñado especialmente para aquel uso.

    1. Que no harían frente abiertamente a los soldados sino que los emboscarían en lugares característicamente ventajosos para ellos.   Con esta traicionera técnica, lograron asesinar a muchos soldados guatemaltecos.
    2. Que colocarían trampas explosivas en los caminos que podrían utilizar los soldados.  El resultado de esto son muchas muertes más que celebran los condecorados como promotores de la paz y varios guatemaltecos con piernas amputadas.
    3. Que se confundirían con la población civil para hacer muy difícil que los soldados pudieran atacarles, usando, cobardemente, a los inocentes como escudos mientras ellos lanzaban sus ataques.   Esta es la expresión más cruda de la guerra sucia que hizo la guerrilla y que ahora pretende utilizar en contra de los soldados que se vieron involucrados en ese tipo de guerra.
    4. Que las aldeas de indígenas y campesinos de los alrededores deberían proveerles de sus cosechas para que ellos, “LOS HEROES”, vivieran del trabajo de esos campesinos y si se oponían organizaban un “auto de fe”, bromas, un “ajusticiamiento” donde públicamente, ante la vista de toda la aldea, asesinaban a los líderes que se oponían a darles del fruto de su trabajo.    Por qué no se saben estas cosas.  Por una sencilla razón:  Esos si son campesinos, que viven de su trabajo y no viven mendigando ayuda de instituciones extranjeras, a las que engañan pidiendo ayuda para los más necesitados y lo derrochan acarreando bochincheros cada vez que se les antoja sembrar caos y terror en los ciudadanos, como pretendiendo que todo el pueblo clame: “Pobrecitos, dénles de inmediato lo que piden”.    Esos que castigan al pueblo que dicen defender.   Los que se ganan el alimento de sus hijos, los que quieren vivir con dignidad, con los sueldos bajos que critican los bochincheros, no tienen tiempo para perder y tienen su dignidad intacta, prefiriendo ganarse las cosas y no exigiendo que se las den gratis.
    5. Explotar las víctimas inocentes provocadas, señalando a los soldados y así obtener financiamiento internacional para su causa.
    6. Llevarse a su gente fuera del país, porque notaron que el ejército ya tenía identificadas las aldeas de guerrilleros.   Exponer a las mujeres, ancianos y niños era una de sus herramientas para confundir a los soldados.
    7. Así como el ejército reclutaba muchachos, ellos hicieron lo mismo con aquellos que caían seducidos por Marx, Lenin y los demás de su calaña en la universidad.   Todavía viejos, después de haber abrazado esas retrógradas ideologías en su juventud, las siguen venerando como ese ideal que sólo su juventud les dio la fuerza de perseguir.   Todavía hoy, vemos a muchachos ignorantes venerando asesinos como El Che Guevara u organizaciones con su rostro o la estrella que identificaba a ese sanguinario asesino.
    8. Destruir la infraestructura del país, provocando escasez de recursos para defender el ataque que pretendían para tomar el poder.
    9. Secuestrar y extorsionar a gente que les pudiera pagar para financiar su lucha.  Esa lucha que, según ellos, era de tan noble fin, que justificaba cualquier medio que utilizarán para lograrlo.
    10. Impuesto de guerra, a cualquiera que se les cruzara y le pudieran arrebatar algo, lo consideraban “impuesto de guerra”, en lugar del nombre correcto: robo.    Algún día entenderán los que se dicen intelectuales que cualquier cosa que se entregue a un encapuchado intimidante “no es voluntario”, es un vil robo y no se justifica ni con cien mil años de tradición.  Ahora solo falta que los del KuKluxKlan digan que la gente de color, al verlos, conmovidos internamente con su culpabilidad de darle otro color al mundo, se entregaban voluntariamente en sus manos para que les ayudaran a expiar tan grave falta.

- Esa era, en pocas palabras, la definición de la “guerra sucia” que hacía la guerrilla en Guatemala.   Ahora es el segundo episodio.  Se abrió el telón y mostró a estos cobardes exponiendo a los inocentes a una guerra sucia, provocando el involucramiento de los incautos y el derramamiento de sangre; y se cerró el telón.  Ahora, se abre el telón de nuevo y muestra a los promotores de la guerra sucia, después de lavarse sus manchadas manos pero siempre con el corazón sediento de venganza, señalando con lujo de drama a los que, por defender la ley, también participaron en esa guerra sucia que ellos organizaron.

Supongo que quieren que les cuente cómo viví esa guerra sucia y a eso voy ahora.

PROXIMAMENTE
 
En memoria de los soldados que dieron su vida por Guatemala
y de miles de humildes hogares que perdieron un ser querido defendiendo nuestra libertad: www.miEjercito.com
 
 
 
Cuando los guatemaltecos conozcan y valoren la verdad, la patria honrará a sus soldados diciendo: Gracias humilde soldado, porque diste tu vida por la libertad de tu pueblo.
 
Condenar de genocidio a un soldado de Guatemala, es condenarlos a todos, incluso a los que murieron a manos de los que hoy pretenden esta farsa de juicio.   No importa cuántos años tengan derrochando el dinero de sus cómplices con vallas publicitarias hablando de genocidio.  Tampoco importa cuán expertos sean para mentir dramáticamente, la verdad es que nuestros soldados eran indígenas y sólo en una mente enferma puede caber la idea que se les daría la orden de asesinar indígenas.  Decir que nuestros soldados obedecían la orden de asesinar indígenas o pobres, es insultar la inteligencia de los guatemaltecos que aman la verdad y la paz.
 
 
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